El término ecosistema describe la interacción entre los componentes vivos e inertes en un entorno. Todos los componentes son, de cierto modo, interdependientes entre sí. Un ecosistema puede ser acuático o terrestre. En un ecosistema acuático las rocas desempeñan un papel importante como refugio mientras las plantas proporcionan oxígeno para los peces. Un ecosistema se encuentra en equilibrio cuando los animales, plantas y elementos abióticos están en armonía, es decir, no hay nada que perturbe el equilibrio.
Con el aumento de la contaminación, el cambio en los patrones migratorios, la urbanización y el aumento de la población humana, muchos ecosistemas están en riesgo de perder esa armonía. Esto pone en peligro los servicios de los ecosistemas, beneficios que las personas y las empresas obtienen de un ecosistema saludable.
Entre los servicios de los ecosistemas se incluyen por ejemplo, un adecuado suministro de agua para uso doméstico e industrial, filtración de partículas en el aire e impurezas del agua de lluvia (en bosques), hábitat para fauna y flora, las cuales representan la base del ecoturismo, y humedales, pantanos y otros cuerpos de agua que regulan el agua de tormenta y mitigan las inundaciones. Los servicios de los ecosistemas son la transformación de bienes naturales, tales como el suelo, el aire, el agua, la fauna y flora, en elementos esenciales para el ser humano, sus formas de sustento y modos de vida. Existen cuatro categorías de servicios:
Es por esto que es clave profundizar nuestro entendimiento sobre la relación entre los ecosistemas y el bienestar humano, incluyendo los aspectos sociales, económicos y culturales. Esto conducirá
a identificar y evaluar políticas y opciones de gestión para el mantenimiento de los servicios de los ecosistemas y su armonización con las necesidades humanas.